Este domingo, el candidato de ARENA, Rodrigo Ávila, presenció variadas muestras de la idiosincrasia del país.
Decenas de personas transportadas en las camas de los pick up —que solicitan mantener este tipo de transporte para pasajeros— se agruparon en el estadio de San Vicente, donde escucharon un corrido dedicado a Mauricio Funes en voz del “potrillo salvadoreño”, en el que se refieren al presidenciable del partido de izquierda como un “títere”.
De San Vicente a Sonsonate, Ávila, transportado por tierra, aprovechó el tiempo para aumentar el número de horas que duerme cada día; horas que parecen acortarse a medida se acerca el día “D”, cuando se materialicen los resultados de estas visitas.
Llegó a Sonsonate con casi tres horas de retraso. El tráfico, que pareció no querer colaborar con su llegada a tiempo, permitió que los ganaderos disfrutaran de un asado de “pelibuey” (animal que resulta del cruce entre oveja y cabra), plato exótico al que fue convidado el presidenciable. Con el tiempo a cuestas, este decidió participar de un espectáculo poco practicado en la capital: una corrida de toros.
“Aquí tenemos a una mujer”, dijo Ávila a un grupo nutrido de personas que le escucharon en el rodeo antes que comenzara el espectáculo. Ávila se refería a la alcaldesa de Antiguo Cuscatlán, Milagro Navas, a quien ofreció, entre risas, montar uno de los toros del jaripeo.
Con el fondo de un escenario en el que los toros corrían a los que daban su espectáculo, Ávila siguió su rutina: besos, abrazos, fotografías instantáneas y entrega de camisetas a los simpatizantes que se amontonaban a su alrededor.
Decenas de personas transportadas en las camas de los pick up —que solicitan mantener este tipo de transporte para pasajeros— se agruparon en el estadio de San Vicente, donde escucharon un corrido dedicado a Mauricio Funes en voz del “potrillo salvadoreño”, en el que se refieren al presidenciable del partido de izquierda como un “títere”.
De San Vicente a Sonsonate, Ávila, transportado por tierra, aprovechó el tiempo para aumentar el número de horas que duerme cada día; horas que parecen acortarse a medida se acerca el día “D”, cuando se materialicen los resultados de estas visitas.
Llegó a Sonsonate con casi tres horas de retraso. El tráfico, que pareció no querer colaborar con su llegada a tiempo, permitió que los ganaderos disfrutaran de un asado de “pelibuey” (animal que resulta del cruce entre oveja y cabra), plato exótico al que fue convidado el presidenciable. Con el tiempo a cuestas, este decidió participar de un espectáculo poco practicado en la capital: una corrida de toros.
“Aquí tenemos a una mujer”, dijo Ávila a un grupo nutrido de personas que le escucharon en el rodeo antes que comenzara el espectáculo. Ávila se refería a la alcaldesa de Antiguo Cuscatlán, Milagro Navas, a quien ofreció, entre risas, montar uno de los toros del jaripeo.
Con el fondo de un escenario en el que los toros corrían a los que daban su espectáculo, Ávila siguió su rutina: besos, abrazos, fotografías instantáneas y entrega de camisetas a los simpatizantes que se amontonaban a su alrededor.
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